Hace aproximadamente 9,200 años, cuando el hielo se había retirado de gran parte del hemisferio norte, un pequeño grupo de mamuts quedó aislado en el extremo norte de Siberia. El deshielo elevó el nivel del mar y convirtió lo que era una extensión de tierra en una isla, ahora conocida como la Isla de Wrangel. Este se convirtió en el último refugio para estos majestuosos animales. A pesar de estar condenados por las leyes de la evolución debido a su reducido número inicial, lograron superar la endogamia severa que enfrentaron y prosperaron: en solo 20 generaciones, su población aumentó a unos 300 individuos, un número significativo para su supervivencia. No obstante, tras prosperar durante 6,000 años después de desaparecer del resto del planeta, se extinguieron de manera repentina. El análisis genético de dos decenas de Mammuthus primigenius ofrece pistas, pero aún no resuelve el enigma.
Los últimos mamuts lanudos
Mientras imperios humanos como el asirio o el egipcio florecían, los últimos mamuts lanudos vivían en la Isla de Wrangel. Estos animales, que alguna vez fueron comunes en todo el hemisferio norte, incluyendo la península ibérica, fueron desapareciendo con el tiempo. La desaparición de los mamuts ha dividido a los científicos durante años; algunos creen que el cambio climático fue el factor decisivo, mientras que otros apuntan a los cazadores humanos. Los avances en genómica y ADN antiguo están proporcionando nuevas ventanas al pasado para intentar resolver este misterio.
El estudio genético más reciente
Un equipo de investigadores ha publicado un estudio en la revista Cell, en el que analizaron el genoma de 21 mamuts. El material genético abarca desde hace más de 50,000 años, cuando la especie estaba en su apogeo, hasta hace solo 4,300 años. Los 14 ejemplares más recientes provienen de la Isla de Wrangel y cubren los 6,000 años que sobrevivieron allí. Al comparar estos mamuts con sus parientes continentales, confirmaron un estrechísimo cuello de botella genético. Todos los mamuts de Wrangel descendían de una única matriarca, lo que resultó en una alta endogamia y una considerable disminución de la diversidad genética. Sin embargo, esta endogamia no los condenó a la extinción.
Las sorpresas del análisis genético
El análisis reveló que, a pesar de la endogamia, los mamuts de Wrangel lograron prosperar. La población aumentó de una reducida manada a entre 200 y 300 individuos en solo 20 generaciones, un crecimiento notable para una isla del tamaño de la Comunidad de Madrid. Este crecimiento se mantuvo relativamente constante durante los siguientes 5,000 años.
Mutaciones y adaptaciones
El estudio también encontró un aumento del 30% en las deleciones genéticas, mutaciones que normalmente serían perjudiciales. Sin embargo, los mamuts de Wrangel lograron purgar las mutaciones más dañinas, acumulando solo las menos perjudiciales. Este hallazgo desafía las expectativas clásicas, que predicen que pequeñas poblaciones acumulan mutaciones deletéreas que las condenan a la extinción.
La extinción repentina
A pesar de su estabilidad demográfica, los mamuts de Wrangel desaparecieron en solo unas diez generaciones, aproximadamente 300 años. Los científicos no encontraron evidencia de que el clima o la caza humana fueran responsables de esta desaparición repentina. De hecho, los humanos no aparecen en el registro de la isla hasta unos 300 años después de la extinción de los mamuts. Los investigadores especulan que un evento aleatorio, como una enfermedad o un desastre natural, podría haber sido el culpable.
Hipótesis de la enfermedad
Una pista que apoya la teoría de una enfermedad es la baja diversidad en el complejo principal de histocompatibilidad de los mamuts de Wrangel, un conjunto de genes cruciales para la respuesta inmune. Esta baja diversidad podría haberlos hecho más vulnerables a un brote de enfermedad.
Comentarios de expertos
Juan L. Cantalapiedra, paleobiólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, destaca la nueva información que aporta este estudio genético. Recuerda que las extinciones suelen ser procesos complejos en los que intervienen múltiples factores. Aunque la hipótesis de una enfermedad es atractiva, señala que los patógenos no fosilizan, lo que dificulta su estudio. Sugiere buscar en los animales congelados en el permafrost para obtener más respuestas.
Futuras investigaciones
Aunque los genomas analizados en este estudio abarcan un largo período de tiempo, no incluyen los últimos 300 años de existencia de los mamuts en la Isla de Wrangel. Sin embargo, los investigadores han desenterrado recientemente fósiles de este último período y planean realizar una secuenciación genómica en el futuro. Este análisis podría proporcionar las respuestas definitivas sobre las causas de la extinción final de estos animales.
Explorando el permafrost
Los científicos también están considerando la posibilidad de investigar los restos de mamuts preservados en el permafrost. Este entorno podría contener evidencia de patógenos que no se han fosilizado, proporcionando una visión más completa de los factores que contribuyeron a la desaparición de los mamuts. La investigación continua en estas áreas podría finalmente desvelar el misterio de por qué los últimos mamuts de la Isla de Wrangel se extinguieron de manera tan repentina.