Siempre nos quedará Silverstone. Un gran premio con historia, un clásico, con precios cada vez menos asequibles y el postureo justo. No hablamos de carreras, sino de todo lo que las rodea y acompaña. Y cada vez parece que habrá más de eso. Espectáculo. La entrada de Madrid en el circo de la Fórmula 1 y los precios que los organizadores plantean para esa primera cita, en 2026, confirman que Liberty Media, la compañía que posee los derechos de la competición, apuesta por dos tipos de carreras: por grandes premios de primera y de segunda; o, por ser más elegantes: las carrera-evento y las carreras clásicas. Madrid entraría en el primer grupo, como las nuevas adquiciones, las de Las Vegas, Miami o México, esas citas pensadas fundamentalmente para atraer a un público con un gran poder adquisitivo; en parte llegado desde fuera de España, en este caso, y enfocado al público latinoamericano con presencia o negocios en la capital española.

El modelo (antiguo ya) de Bernie Ecclestone poco tiene que ver con el de Greg Maffei (consejero delegado de Liberty), que persigue el show por encima de todas las cosas, aliado con Netflix, impulsado por ese serial titulado Drive to survive, que ya va por la sexta temporada.

No podemos adivinar cómo afectará esa categorización y esa diferencia de precios a la convivencia de Madrid con el actual Gran Premio de España, que se celebrará en el Circuit de Barcelona-Catalunya, al menos, hasta 2026, temporada (de momento la única confirmada) en la que ambas citas figurarán en el calendario a la vez. Pero la renovación del contrato con Silverstone, firmada este mismo jueves —diez años más, hasta 2034—, permite imaginar un futuro cercano en el que sobrevivan las clásicas, también la carrera catalana en el circuito de Montmeló, a pesar de este cambio de rumbo y de que su impacto es cinco veces menor que el de la cita británica. Desde allí trabajan en cerrar una renovación, también por diez años, que garantice la supervivencia del trazado en sí —una estructura deficitaria, ahora mismo—, que también alberga a MotoGP, pero se sostiene, sobre todo, por la Fórmula 1.

Frente al continuismo de Montmeló, las aspiraciones de Ifema y de su carrera en Madrid, totalmente lícitas. Como lícito es aspirar a vender entradas a 469,80 euros (frente a los 360 de Barcelona). Ahora bien, si Ifema no se llena, los organizadores se arriesgan a un toque de atención de Liberty. Las gradas vacías no le gustan a nadie. Quedan muy mal por televisión. Si, en cambio, ese gran premio semiurbano es un éxito, Madrid se presentará como una plaza para acoger grandes eventos. Y no hay mayor evento que unos Juegos. A los románticos, siempre nos quedará Silverstone. Y, quién sabe, Montmeló.

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