La medicina de las subidas de tipos de interés está teniendo los efectos secundarios esperados. El crecimiento pierde fuelle en los principales bloques económicos mundiales a medida que el encarecimiento del precio del dinero está congelando el crédito y el consumo. Y Europa será la región más castigada por el frenazo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El organismo con sede en París ha rebajado, en un informe publicado este miércoles, cinco décimas las proyecciones de 2024 para España, del 1,9% al 1,4%, mientras que prevé un repunte del 2% en 2025. El club de países ricos aconseja a España, además, que ejecute más ajustes para poder afrontar obligaciones futuras como el aumento del gasto en pensiones.

La zona euro arrastrará los pies en los próximos años. Según la OCDE, el bloque quedará muy rezagado respecto a los emergentes, pero también estará por debajo de Estados Unidos y casi en la misma senda que la anémica economía japonesa al crecer apenas un 0,9% en 2024 y un 1,5% en 2025. España seguirá siendo uno de los motores de la zona euro pese a que no logrará evitar los efectos de las subidas de tipos de interés. Seguirá creciendo por encima de Alemania (0,6%), Francia (0,8%), Italia (0,7%) o los Países Bajos (0,5%) y solo Irlanda, Grecia, Croacia y los bálticos se moverán por encima de los parámetros de España.

Según la OCDE, la economía española está ya desacelerándose, de acuerdo con los indicadores de confianza. Aun así, la dinámica de los trimestres anteriores y la fortaleza del mercado laboral, que en octubre creció un 2,6%, permitirá que España cierre 2023 con una expansión del 2,4%, una tasa que es cuatro veces superior al conjunto de la zona euro. La OCDE destaca también que la inflación se ha moderado “de forma significativa”, mientras que los salarios han crecido un 4,3% hasta el tercer trimestre, recuperando algo del poder adquisitivo perdido en los dos últimos ejercicios.

El club de los países ricos advierte de que “el crecimiento se está moderando”, aunque en el caso de España cree que seguirá siendo “sólido”. La economía avanzará cinco décimas menos de lo que se esperaba en septiembre en 2024 por una política monetaria “restrictiva” y un menor apoyo fiscal, que ralentizarán el consumo público y privado, que se verá tocado por la y frenarán el crédito para la inversión. La debilidad de los principales socios de la zona euro explica también que las exportaciones moderen el paso y no recuperen brío hasta 2025, cuando los países de la moneda única deberían expandirse ya un 1,5%.

Las previsiones de la OCDE para los próximos dos años contienen una de cal y otra de arena. España lucirá un crecimiento algo más robusto que sus socios europeos, la tasa de paro seguirá reduciéndose y la inflación se estabilizará en 2025 en el 2,3%, algo por encima del objetivo del Banco Central Europeo (BCE) para toda la zona euro. En cambio, la institución prevé un camino más lento hacia la consolidación fiscal. La OCDE prevé que el déficit público se sitúe en el 3,2% en 2024, dos décimas por encima de las previsiones del Gobierno, y el 3,1% en 2025. Es decir, en ambos ejercicios las cuentas españolas estarán fuera de los parámetros fijados por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Esas proyecciones están formuladas con el supuesto de que la mayoría de las medidas antiinflacionistas se retiren en diciembre de este año, mientras que las rebajas fiscales sobre la energía y los alimentos se eliminen en la primera mitad de 2024.

Gasto en pensiones

La OCDE pide a España una “consolidación fiscal más sólida y sostenida” para mantener la deuda “en una trayectoria descendente” —prevé que se quede atascada en el 110% del PIB el próximo año y el siguiente— y crear espacio para inversiones que permitan el crecimiento y complementen los fondos del plan europeo de recuperación. El organismo, además, destaca el crecimiento del gasto relacionado con el envejecimiento —es decir, pensiones— en España, que estima que crezca 2,7 puntos porcentuales del PIB potencial entre 2024 y 2040. “Un apoyo fiscal considerable ha ayudado a mitigar los efectos del shock inflacionario en las empresas y los hogares, pero el apoyo debería finalizar según lo previsto”, apunta el organismo.

El informe pone otros elementos sobre la mesa que permitirían un mayor crecimiento económico, entre otros, un aumento de la I+D, la reducción de “diferencias regulatorias” entre comunidades para mejorar la “productividad y la innovación”, mejorar los resultados educativos o crear un régimen fiscal que propicie la transición energética. La resolución de esos elementos, según la OCDE, permitiría generar nuevos vientos de cola que harían avanzar una economía sujeta sobre todos a dos grandes incertidumbres: el ritmo de ejecución de los fondos europeos y una eventual escalada de los conflictos geopolíticos.

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